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Sobre el asunto del contenido del poemario Musical del silencio, quiero expresar que el silencio es un desafío poético, el propio silen- cio expresa lo que las palabras se reservan, con su cautivo grito y al ritmo de sus cantos. Es infinita la necesidad de hablar o al menos susurrar, de estos versos silenciosos, que vamos a introducirnos hasta casi al final de la afonía, para reconocer el valor de los mismos, donde el intelecto y los sentidos se agudizan. A veces el silencio es el mejor grito, acaso lamento o queja.
Disfrutar extasiados del obsequio que ofrecen los silencios, -no absolutos- en medio de tanto bullicio cotidiano, algarabía de dispa- rejas formas, es adentrarse en uno mismo, poner los sentidos a tu alrededor para seguir descubriendo la riqueza que todo ello encierra.
Develar el silencio y su legado provee de bríos para continuar el diario caminar en estas crueles tierras yermas de amor por los seme- jantes, junto a entes olvidados, que deambulan fatigados, huérfanos de esperanza y con sentimientos de abandono y extravío, colmados de penurias, desaliento, soledad, amor quebrantado. Almas vacuas que ya no tienen conciencia de su dignidad y rumbo, infierno terrenal vivido por Dante Alighieri en la Divina Comedia.
Bienvenidos a la poética sordina, crítica callada de la sociedad actual, a las preocupaciones de este ser agobiado por el consumismo feroz, del voraz mercantilismo, de la progresiva degradación de este planeta y la falta de humanismo en el mundo actual; del horario de trabajo de un esclavo moderno... |
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