Abstract:
Los procesos de construcción del Estado nacional y la nación en América Latina requirieron múltiples tareas en distintos frentes de trabajo; qui- zá, una de las metas más estratégicas impulsadas por los nuevos Estados nacionales tuvo que ver con la creación y organización de las institu- ciones que debían encargarse de la búsqueda, clasificación, ordenación, resguardo y difusión de la información histórica, estadística y geográfica que permitiera al gobierno conocer y delimitar el territorio nacional. La realización de estas tareas tuvo un papel central en la creación de un imaginario de identificación homogéneo y la gestión de recursos para garantizar la existencia de la estructura estatal como ente admi- nistrativo, como autoridad en el espacio nacional y como garante de la soberanía nacional.
Para plantear estrategias de control político era necesario compren- der la articulación entre el ordenamiento territorial y espacial de los grupos sociales que residían en el territorio sobre el que los gobernan- tes deseaban mantener su dominio. La elaboración de mapas, al igual que los censos y los museos, fue empresa que facilitó a las metrópolis europeas imaginar sus dominios. Después, la misma estrategia fue lle- vada a cabo por los grupos dirigentes de los Estados nacionales, ya que las cuatro disciplinas que subyacían a esas empresas —la cartografía, la estadística, la geografía y la historia— facilitaban las acciones para “clasificar” y “ubicar” recursos, grupos sociales, espacios para controlar y administrar.
-En el marco de esta dinámica, la creación de instituciones en América Latina, que pusieran en marcha las estrategias empleadas por las metrópolis europeas para reconocer los territorios que domi- naban —o querían dominar—, tiene algunos ejemplos contrastables. Las iniciativas institucionales retomaron experiencias previas como las organizaciones que se integraron alrededor de las misiones científicas instauradas por la Corona española en el siglo XVIII, así como las ac- ciones impulsadas por las Sociedades Económicas de Amigos del País que vincularon a individuos interesados en realizar diversos tipos de actividades que generaran condiciones favorables para la economía, la vida cotidiana y también para el conocimiento científico.2 De esta ma- nera, surgió el modelo de las asociaciones letradas como agrupaciones voluntarias de personas interesadas en asuntos literarios o científicos, que si bien aspiraban a ser autónomos dentro de las dinámicas de la construcción de los Estados nacionales en América Latina, su creación y mantenimiento contó, muchas veces, con el apoyo del Estado aunque no fueran organismos gubernamentales.