Abstract:
En la actualidad, el país atraviesa por una transición demográfica, en la cual se observan cambios im- portantes en la pirámide poblacional, esto es, de su forma triangular característica de países jóvenes, pasa a una forma rectangular típica de países envejecidos. Esto se debe principalmente, a mejoras en las políticas de salud pública, por medio del desarrollo de programas para disminuir y erradicar diversas enfermedades. Anteriormente, las principales causas de mortalidad se debían a enfermedades transmisibles y, gracias al avance en el ámbito de la medicina, esto se ha modificado; hoy día, las principales causas de mortalidad son las enfermedades crónicas no transmisibles.
Datos recientes del CONAPO, indican en proyecciones poblacionales que, para el año 2050, una de cada cinco personas será mayor de 60 años; esto lleva a las siguientes preguntas: Se ha aumentado la longevidad, ¿pero a qué precio? ¿Realmente se vive más, con una mejor calidad de vida o este au- mento en la longevidad solo ha traído complicaciones de las enfermedades crónicas no transmisibles, que han repercutido en la pérdida de la independencia y discapacidad?
Debido a lo anterior, surge la necesidad de conocer las características poblacionales de cada estado del país, para poder homologar protocolos sobre atención a sectores vulnerables de la población (personas adultas mayores). El beneficio será, en primer lugar que, las personas adultas mayores, lleguen a la vejez en plenitud, con mejor calidad de vida, autónomas e independientes y, en segundo lugar, disminuyan los costos de atención médica en aquellos pacientes que presenten pluripatología.
Dentro de la encuesta SABE, se abarcan siete categorías, que responden a las principales quejas de atención de este sector poblacional.
I. Perfil sociodemográfico: Que contempla la escolaridad de los encuestados y redes de apoyo; uso y accesibilidad a servicios, redes de apoyo familiar y social; historia laboral, y, características de la vivienda;
II. Estado cognoscitivo: Las preguntas van enfocadas a las principales funciones mentales superiores;
III. Enfermedades crónicas: Las más comunes dentro del país;
IV. Funcionalidad física y discapacidades: Mediante la valoración de las actividades básicas e
instrumentales de la vida diaria;
V. Accidentes caseros: Principalmente para detectar factores de riesgo para caídas;
VI. Adicciones: Como consumo de alcohol y tabaco, y;
VII. Enfermedades psiquiátricas: Para detectar estados de ánimo de tipo depresivo, por su alta
prevalencia en esta etapa de la vida;
VIII. Antropometría, flexibilidad y movilidad.