Abstract:
La Real Academia de la Lengua Española define el lenguaje como la “ Facultad
del ser humano de expresarse y comunicarse con los demás a través del
sonido articulado o de otros sistemas de signos”, así como la “Manera de
expresarse. Lenguaje culto, grosero, sencillo, técnico, forense, vulgar”.
Al ser parte de una sociedad, el lenguaje cambia, evoluciona y se adapta a ella, lo
que no significa que antes se hablara mejor que ahora. Incluso, debemos entender
que algunas palabras y expresiones que se conservan de nuestros antepasados,
y que actualmente podrían ser mal vistas —incluso podrían considerarse como
faltas de ortografía—, anteriormente no eran señaladas como tal.
Por ello, resulta importante conocer los libros escritos en un lenguaje anterior
y distinto al actual, y adaptarlos a la actualidad —respetando su escritura y
esencia—, para así reconocer la riqueza de nuestro léxico, valorarlo y atesorarlo,
para que las futuras generaciones tengan un referente que les facilite esto.
Es así que esta tercera edición del libro Calles y callejones del viejo San Luis es
un esfuerzo por acercar un libro clásico, que es referente para la historia de las
potosinas y los potosinos, a las generaciones actuales y futuras.
Para quienes no lo conocen, el padre Rafael Montejano y Aguiñaga es un referente
en la historia de nuestra ciudad, ya que publicó más de 100 textos a lo largo de
más de 40 años, la mayoría relacionados con San Luis Potosí y su historia.
Nació en la capital potosina en 1919. Estudió teología en la Pontificia Universidad
Gregoriana, en Roma; en 1943 estudió en la Escuela Vaticana de Biblioteconomía
y la Escuela Vaticana de Paleografía, Diplomática y Archivística, donde se preparó
como bibliotecario. A su regreso a San Luis Potosí, en 1945, estudió Arqueología,
Antropología e Historia en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, donde
impartió clases de filosofía, historia universal, historia del arte, biblioteconomía,
latín, sociología, historia de México, técnica de periodismo, etimologías, econo-
mía y ética del trabajo social.
Esperamos que, con este texto, los lectores puedan echar a volar su imaginación,
recorran esas calles antiguas —algunas todavía existentes, otras lamentablemente
no— y puedan verse inmersos en ese viejo San Luis, para que así disfruten de
esta nueva edición tanto como nosotros disfrutamos este viaje por el lenguaje
del siglo xx y anterior a él.