Resumen:
Desde diciembre del 2019 la enfermedad COVID-19, declarada pandemia por la
Organización Mundial de la Salud (OMS) el 11 de marzo del 2020, ha tenido un gran
impacto en la salud mundial. La enfermedad tiene un múltiples presentaciones clínicas,
desde una infección leve, grave o la muerte, iniciado como enfermedad aguda, el 14%
de los pacientes desarrollarán la versión prolongada de la enfermedad. El National
Institute for Health and Care Excellence (NICE) establece como COVID-19 agudo a los
signos y síntomas causados por la infección hasta por 4 semanas desde el inicio de los
síntomas, COVID-19 sintomático en curso, a los signos y síntomas de COVID-19 dentro
de las semanas 4 y 12 y Síndrome post- COVID-19 a los signos y síntomas desarrollados
durante o después de la infección y que persisten por más de 12 semanas sin algún
diagnóstico alternativo que los explique. El término “COVID prolongado, largo o
persistente” (Long COVID) incluye estas dos últimas entidades.
Los trabajadores del área de la salud representan al grupo poblacional con el mayor
riesgo de contagio debido a la naturaleza de sus actividades laborales, en México, se
estima que entre el 5 al 16% de los casos activos de COVID-19 son de trabajadores del
área de la salud, siendo una población de interés para el estudio de la incidencia de
COVID prolongado; esto debido al impacto negativo en el ausentismo, presentismo y la
calidad de vida de los trabajadores, repercutiendo en su productividad y en la atención
que brindan a la población.
En los lineamientos emitidos por Occupational Health and Safety Assesment Services
(OHSAS) se caracteriza el nivel de exposición ocupacional durante la pandemia
dependiendo del tiempo y número de periodos en contacto con pacientes contagiados,
en: Muy alto, alto, medio o bajo. Con base en esto podemos clasificar el nivel de riesgo
a exposición al virus a lo largo de la pandemia de los diferentes puestos de trabajo del
personal de salud.