Abstract:
El 28 de noviembre de 1942, poco después de los años de prohibición y mientras la
Segunda Guerra Mundial se encontraba en pleno auge, se dio el segundo incendio
más mortífero de los Estados Unidos: el incendio del Cocoanut Grove. Éste fue un
centro nocturno ubicado en Boston, Massachusetts, el cual contaba con una capacidad
para 460 personas; sin embargo, esa noche se encontraban más de mil asistentes
observando el espectáculo. Debido a las inadecuadas medidas de precaución, como
no contar con salidas de emergencia y el exceso de personas, al presentarse un
cortocircuito en una de las lámparas principales del recinto, fallecieron 492 personas y
otros cientos resultaron heridos.1
El Massachusetts General Hospital fue el principal centro de atención para esta
catástrofe, donde se hizo evidente que no se contaba con protocolos y medidas de
contención psicológica para los afectados por dicho suceso. Esto motivó a Gerard
Caplan a estudiar cómo las personas manejan las transiciones de una etapa a otra.1
Identificó tres factores importantes para la resolución de las crisis: los recursos
psicológicos personales, la contención social y las intervenciones psicológicas.
Posteriormente, decidió protocolizar una serie de intervenciones diseñadas para la
contención de pacientes en crisis que serían llamadas “primeros auxilios psicológicos”,
cuyos objetivos fueron identificar las crisis e intervenir adecuadamente, pronosticar al
paciente y adiestrar al personal de salud con el objetivo final de aminorar el riesgo de
deterioro psicológico en la víctima.