Resumen:
En el siglo ll d.C. fue documentado primer caso documentado de Hemofilia, la
primera referencia escrita atribuida a la hemofilia en seres humanos en textos
hebreos. Un bebé judío queda exento de que se le practique la circuncisión después
de que sus dos hermanos mayores hubieran fallecido a causa de una hemorragia
tras realizárseles la circuncisión.
En 1803 el Dr Jc. Otto describe un trastorno hemorrágico hereditario en varias
familias, que solamente afectaba a los varones y que es transmitida a través de
mujeres no afectadas.
En 1828 se propone el nombre de “Hemorrafilia” (afinidad al sangrado) para esta
enfermedad. Sin embargo, el término “Hemofilia” es propuesto por Hopff.
En 1849 se publica en “The Lancet” el primer tratamiento médico con éxito de la
hemofilia. Un niño de once años que llevaba seis días sangrado después de una
intervención quirúrgica se recuperó gracias a una transfusión de sangre completa.
En 1853 La reina Victoria transmite la hemofilia a su hijo, que falleció a los 31 años
a causa de una hemorragia cerebral y propaga la enfermedad a otras familias de la
realeza. La hemofilia ha sido llamada una “enfermedad real”. Esto se debe a que el
gen de la hemofilia pasó de la reina Victoria (portadora de hemofilia B).
En 1892 König describe por primera vez la relación existente entre la hemofilia y
las enfermedades de las articulaciones. En la actualidad entre el 70% y el 80% de
las hemorragias que experimentan los pacientes hemofílicos se localiza en las
articulaciones y artropatía es la complicación más importante a largo plazo.